01 March 2015

el exilio

Nada más triste que sentirse ajeno

No importa cuánto me esfuerce por hacer de éste un hogar
de mis brazos tu amparo 
de entre mis piernas tu refugio
No importa cuánta sopa de pollo prepare para la cena 
ni de los cigarros que compartimos a escondidas
ni las caminatas por la playa
No bastan las mil palabras de mi limitado vocabulario
ni los suspiros antes de dormir 
ni las noches en vela esperando el amanecer
No importa si tiene llaves de la casa
ni si paga la renta 
ni si nos cortan la luz y tenemos que hacer el amor a la luz de una vela

No importa si son 3 años o un siglo

Es lo triste de vivir con un exiliado. 
Nada importa porque éste nunca será su hogar
Ni yo, ni esta casa, ni los nuevos recuerdos. 
Sus anhelos siempre estarán en otro lado 
al que solo puede llegar con la memoria. 
Ese otro lugar del que yo estoy exiliada 

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