25 October 2005

18 October 2005

me uno a la manifestación del silencio

Cuentan que cuando un silencio
aparecía entre dos
era que pasaba un ángel
que les robaba la voz.
Y hubo tal silencio el día
que nos tocaba olvidar
que, de tal suerte,
yo todavía
no terminé de callar.
Todo empezó en la sorpresa,
en un encuentro casual
pero la noche es traviesa
cuando se teje el azar.
Sin querer se hace una ofrenda
que pacta con el dolor
o pasa un ángel,
se hace leyenda
y se convierte en amor.
Ahora comprendo
cuál era el ángel
que entre nosotros pasó
era el más terrible,
el implacable,
el más feroz.
Ahora comprendo en total
este silencio mortal.
Ángel que pasa,
besa y te abraza,
ángel para un final.
silvio

te veo sola

sentadita en tu silla. Esperando a que te hab le, no te concentras en lo que escribes y nada más escribes por escribir, por hacer algo, por que es tu trabajo. basta ya no hay más, ya no hay nada sino tu pequeñez que resalta en su infinita resplandecencia con la incomoda amplitud de los demás seres. Ya callate. No, mejor ya no escuches. Quédate con tu soledad acompañada. No necesitas reirte. Tampoco requieres de la verdad de tal o cual situación. Sabes que es verdad. Sabes que ya no hay nada más que tu en el mundo, tu frente al mundo; nunca tu y el mundo, nunca parte siempre entera. Necesitas que alguien te informe del clima? que te digan "hace frio" o "hace calor", cuando se te entumen los huesos y los tres suéteres parecen haberse quedado colgados en el closet. No me digas "hace frio". Ya está helado el cuerpo y qué? malo el tuyo, que está tibio y se resiste al frio y sientes un millon de alfileres en la piel. Parada en la lluvia sola y con frio, no me emvidias? no envidias mi álgido estado natural? ya me miras a los ojos, ya no tengo, creo haberlos extraviado en el tiempo, buscalos conmigo. No, nada más invento pretextos para que vengas aquí. TE ESPERO

06 October 2005

ciego

Me viste a la sombra de tu cabello, enredada en los espacios entre cabello y cabello, me viste envolviendo desde adentro tu mente, tejiendo seda alrededor de tus ojos, donde descansa la vista en un paisaje bordado: las flores con hilos de miradas sostenidas, los rios con caricias fugaces, las montañas con palabras asperas y perdurables...
Dejaste de percibirme con tus sentidos, algo más. Ya no te veo, ya no te huelo, ya no te escucho. Porque ya no estoy en el exterior, me sientes como sientes los huesos. Leyendo a Joyce y entendiendo a los contemporaneos. luz.