23 May 2005

horas de junio


Vuelvo a ti, soledad, agua vacía,
agua de mis imágenes, tan muerta,
nube de mis palabras, tan desierta,
noche de la indecible poesía.

Por ti la misma sangre -tuya y mía-
corre al alma de nadie siempre abierta.
Por ti la angustia es sombra de la puerta
que no se abre de noche ni de día.

Sigo la infancia en tu prisión, y el juego
que alterna muertes y resurrecciones
de una imagen a otra vive ciego.

Claman el viento, el sol y el mar del viaje.
Yo devoro mis propios corazones
y juego con los ojos del paisaje.

Junio me dio la voz, la silenciosa
música de callar un sentimiento.
Junio se lleva ahora como el viento
la esperanza más dulce y espaciosa.

Yo saqué de mi voz la limpia rosa,
única rosa eterna del momento.
No la tomó el amor, la llevó el viento
y el alma inútilmente fue gozosa.

Al año de morir todos los días
los frutos de mi voz dijeron tanto
y tan calladamente, que unos días

vivieron a la sombra de aquel canto.
(Aquí la voz se quiebra y el espanto
de tanta soledad llena los días.)

Hoy hace un año, Junio, que nos viste,
desconocidos, juntos, un instante.
Llévame a ese momento de diamante
que tú en un año has vuelto perla triste.

Álzame hasta la nube que ya existe, l
íbrame de las nubes, adelante.
Haz que la nube sea el buen instante
que hoy cumple un año, Junio, que me diste.

Yo pasaré la noche junto al cielo
para escoger la nube, la primera
nube que salga del sueño, del cielo,

del mar, del pensamiento, de la hora,
de la única hora que me espera.
¡Nube de mis palabras, protectora!
Hora de junio, 1937
Carlos Pellicer

18 May 2005

en febrero

me trastoca tu locura, porque respiras por la boca, porque me sabe a café amargo,
porque de las puertas cerradas para mi que son tus ojos alcanzo a ver un amago de alma que no alcanza a materializarse.
porque tus manos son calidas y tu tacto gélido. Y recorres mi cuerpo como una deuda mal pagada. y tiemblo de pasion y de frio, sí, llega el éxtasis, sí, me deja exhausto, pero como explicar cuando veo que devoras mi felicidad.

6 de febrero del 2005

reforma arriba

Hecha un ovillo entre tus pliegues -entre los ojitos y los zapatitos- me busqué dentro de ti con todo y las acotaciones pertinentes. Escuadriñé entre el ser y el no estar, pero la contradicción del planteamiento me dejó contando centavitos de cobre, bañados del sudor de la mano que los apretaba. Cada una de estas monedas tenía plasmada una cara chiquita de un hombre que no me miraba. Su vista clavada al frente me intimidó, me intimida aún. Aunque me incomoda reconocerlo, los seguí contando, y él siempre hechando un vistaso eterno al bordecito -uno- con rayitas -dos- ni siquiera a un milímetro de la nariz -tres- respira hacia la izquierda y las ranuritas se empañan -tres- el cabello está gastado -dos- tal vez no voltea porque teme por el bienestar de su nariz -uno- ya vete tengo muchas cosas que hacer.
Se lavantó siempre de lado, tomé la iniciativa, aunque mi seguiridad flaqueaba, me planté frente a él buscando ojos -juntos o separados-, nariz -ancha o delgada-, ceño -fruncido o relajado-, pero el frío perímetro de la moneda me heló la nariz, y salió rodando reforma arriba.

11 May 2005

aquellos

decirte mio
llamarme tuya
aunque figuras amorfas nos ciñan, no lo harán para alejarnos
no notas que nos unen más?

Puras pavadas!
Che!