ya no tengo nada, ya las lágrimas se agotaron, ya no tiene caso producirlas, el mal no sale por los ojos, el torrente no puede arrastrar y lavar todo el dolor y la angustia.
ya no tengo nada, y se me acabaron los besos, talvez huyeron despavoridos, tal vez se escondieron detras de los dientes para evitar la angustia de extinguirse en una boca que solo los mastica, luego los escupe y los desecha sin remordimientos. Y quedan embarrados en el piso, en estado de agonía sin llegar nunca a morir, aún los veo regados por las banquetas, las carreteras, en los taxis y los cines, a veces socorridos por las lágrimas, a veces por los abrazos y algunas otras por las palabras.
Pero como los levanto, como salvarlos de ese abismo en el que han caído. Los veo destruidos, descuartizados, desvalidos. ya no te pregunto, ya lo sé, ya sé que haces con ellos.